Definitivamente, el Otoño es nuestra estación favorita. Sin los extremos de temperatura de verano e invierno, ni los permanentes síntomas alérgicos de la primavera, es el mejor momento para salir al campo y disfrutar, además, de un colorido único.
Así, nuestra última dosis de plantas y piedras la recibimos en la sierra de Madrid, concretamente en San Lorenzo de El Escorial. Después de tanto tiempo aquí no conocíamos ninguno el monasterio, por lo que era el mejor momento para hacer una escapadilla.
El monasterio renacentista de El Escorial, hecho de granito, fue comenzado por Juan Bautista de Toledo y terminado por Juan de Herrera en 1584, quien le impondría su sobrio estilo arquitectónico. Este estilo, que se terminaría conociendo como Herreriano, pretende no distraer la atención visual con decoraciones superfluas, y prima la presencia de potentes líneas rectas y superficies planas. Esta idea respondía a la concepción vital del monarca, Felipe II, y en general de una tradición en la que valores cristianos como la abnegación y el recato eran normas de conducta.
El hecho de que la entrada al monasterio costase 10 eurazos influyó notablemente en el planteamiento que hicimos de la visita: nos dedicamos básicamente a rondarlo, pero sin rematar la faena.
El monasterio es realmente impresionante, pero tenemos que admitir que nuestros gustos arquitectónicos están tres o cuatro siglos retrasados respecto a esta mole de ángulos rectos y piedra gris. A nosotros que nos pongan un buen gótico flamígero con sus arbotantes y sus gargolillas, qué le vamos a hacer.
El patio frente a la entrada es usado por un colegio cercano para que los pirañas se desfoguen a la hora del recreo.
Entrada a la Basílica, en uno de los patios interiores del monasterio (justo donde te quedas si no estás dispuesto a pagar).
Desde el monasterio hay un paseo agradable hasta la Casa del Príncipe, que discurre por un parque con una población similar de ardillas y carritos de bebé. En esta época, primeros de Noviembre, el parque está sembrado de unos bonitos tonos amarillos y rojos.
Hacia el otro lado del monasterio sale una senda que penetra en el bosque de La Herrería, plagado de castaños, encinas, robles y avellanos. Hicimos una ruta que va hasta la Silla de Felipe II, un mirador de época que domina toda la ladera del monte Abanto y tiene una bonita vista del pueblo y del monasterio. La ruta tiene unos 5 kilómetros, y, aunque está bastante mal señalizada, termina haciéndose en una hora y media bastante cómoda.
Tonos verdes, amarillos y rojos en el bosque de la Herrería, desde la Silla de Felipe II.
En este collage de fotos con problemas de obturación se ve el pie del mirador de la Silla de Felipe II. Lo llaman "mirador de época", pero tiene un bar y decenas de pirañillas dando la lata...
A la hora del regreso, nada como sacar de la mochila el auténtico kit de almuerzo marca ACME:
Seguro que Paco Bellido nos podría contar muchas cosas interesantes sobre esta placa... Prometemos actualizar el post.
3 comentarios:
hola!
yo iba al colegio alfonso XII de san lorenzo de el escorial (el del monasterio)
buen articulo,
Lucia
Buenas!
Qué maravilla ir a un colegio con un patio así... Sácanos de dudas, ¿las aulas dónde están? ¿En el edificio que hay justo enfrente?
Por cierto, tenemos que actualizar el post, porque volvimos con unos amigos, esta vez haciendo la visita guiada por el interior del monasterio y nos encantó... :D
No, las aulas no están en los otros edificios. Las aulas están dentro del monasterio.
En los otros edificios hay varias cosas: la central de bomberos, un convento, una universidad y un centro integrado de música donde se estudia a la vez los estudios normales de un instituto y a la vez los estudios musicales de un conservatorio.
Saludos
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