Giethoorn

Giethoorn es uno de los destinos más turísticos del norte de Holanda. Situado en el Noordostpolder, una zona de terreno ganado al mar en las últimas décadas, pertenece a la Holanda profunda, retirado de las zonas más visitadas por los turistas extranjeros.

Esta zona de Holanda tiene un encanto muy particular. A pesar de que un amigo nuestro holandés la llame "el desierto de césped".

Esta zona presenta un importante contraste con las cosmopolitas Amsterdam o Utrecht. Pueblos pequeñitos, muy religiosos, y con una de las idiosincracias más particulares que hemos conocido: la de combinar ventanales enormes sin ninguna cortina. Nuestro amigo nos comentó que son reminiscencias del puritanismo protestante, donde había que dejar claro a la comunidad que no había nada que esconder. A veces es un espectáculo pasear por estos pueblos. Cuesta no mirar a los lados y ver la gente cenando muy tiesos en familia, o en sus sofás recostados con la babilla colgando mientras ven la tele en pijama.

Aquí se salvaban un poco de las miradas indiscretas por los canales que rodeaban las casas..

Ahora bien. Desde este blog hemos denunciado reiteradamente el complot internacional que obliga a llamar a todo lo que tiene algo de agua como "la Venecia de ...". Y este es otro caso flagrante. Te acercas al coche y empiezas a ver carteles que hablan de "Giethoorn, la Venecia del norte", o "Giethoorn, la Venecia de Holanda"...

El centro del pueblo está formado por islitas unidas por puentes. La comunicación interior se realizaba a pie, por los puentes, o en barca.

El pueblo de Giethoorn tiene un pequeño centro urbano a espaldas de un lago, sin calles propiamente dichas, y unido por canales. Es uno de los destinos nacionales más conocidos, y en verano el pueblo es un hervidero de turistas que pasean por los canales y descansan en sus terrazas. En invierno, aunque menos visitado, tiene el aliciente de que cuando se hielan los canales se reúne la gente de los alrededores para patinar por los mismos.

Los jardines de las casas están delimitados por los canales, que van a parar al lago Bovenwijde.

Todo el ambiente que había en el pueblo en pleno invierno se debía a los patos, que eran los auténticos dueños del lugar.

Cuando la humedad es altísima y por las noches hiela, no sobreviven ni las arañas...

Aquí hasta los toros llevan abrigo.

Una de las ventajas de un sitio donde siempre está lloviendo, es que aparecen arcoiris impresionantes. Esta fue la primera vez que veía un arcoiris completamente circular que comenzaba en un extremo y terminaba en el otro (no cabía en la foto, no os pongáis quisquillosos).

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