Esta ciudad, que prosperó principalmente bajo el Imperio Romano, remonta sus orígenes hasta el siglo XI a.C., habiendo dado al mundo griego uno de los más grandes filósofos clásicos, Heráclito.
Con capacidad hasta para 25000 personas, aún se usa en ciertas representaciones. Es una construcción realmente espectacular.
Detalle de Medusa en el Templo de Adriano.
No te engañan cuando te dicen que es una de las mayores atracciones turísticas de Turquía. Su proximidad al mar hace que sea un punto de visita de muchos cruceros.
Las vistas desde el nacimiento de la Vía de los Curetes, con la Biblioteca al final, es alucinante.
La Calle del Puerto llegó a ser la más importante de la ciudad. En el siglo V d.C. llevaba canales y alcantarillado subterráneo, y estaba iluminada por más de 50 faroles, con tiendas y termas a los lados y columnas triunfales en ambos extremos. Sin embargo, el retroceso del mar en los primeros siglos de nuestra era marcó el comienzo de la decadencia de la ciudad. Actualmente la costa se encuentra en Pamucak, a unos kilómetros al oeste.
Las Casas de los Patricios son, después de las de Pompeya, las casas romanas mejor conservadas del mundo. Aunque hay que pagar una entrada aparte, vale la pena verlas, con las paredes aún pintadas y los suelos llenos de mosaicos.
Ahora bien... Éfeso en agosto one more time? ¡Jamás!
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