Çeşme

En el punto medio de la costa egea turca se encuentra la pequeña península de Çeşme (léase Cheshme). La población principal, del mismo nombre, es un bonito puerto con un fuerte genovés y un agradable paseo marítimo.

Al parecer las condiciones de sus playas son óptimas para la práctica del surf, y la península es un hervidero de surfistas llegados de todo el mundo. Además, el hecho de estar a menos de una hora en coche de Esmirna hace que sea el destino principal de veraneo de sus habitantes, por lo que en verano puede ser complicado encontrar hueco.

Sin embargo, a pesar de la fama que tiene la península como destino turístico nacional, a nosotros nos decepcionó un poco. Las playas son transparentes y tranquilas, pero la arena es bastante basta. Las instalaciones tienen estándares de calidad bastante mediocres (salvo que te vayas a un carísimo hotel boutique de Alaçati), y los restaurantes tienen más de caza-turistas que de auténticos restaurantes portuarios. No pudimos evitar sentirnos como en una versión cutre de la maravillosa Chania, una de nuestras ciudades más añoradas...



La playa de Çiftlikköy, a un par de kilómetros al oeste de Çeşme, es de las más recomendables del lugar.



A tan solo 8 Km se encuentra la isla griega de Quíos, visible desde cualquier punto de la zona.



Prácticamente cada día en Turquía te sorprendía alguna costumbre local. En esta zona al menos, era típico encontrarse a gente vendiendo mejillones hervidos con limón listos para ser devorados.



El cercano pueblo de Alaçati es más exclusivo, pero la playa es muy pequeña y no da mucho juego si no vas a hacer windsurf.



Resulta impresionante ver la pequeña bahía de Alaçati repleta de velitas, con el agua cambiando de color según la profundidad de la zona.

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