A Hollywood le pasa como a los platós de los programas de televisión: cuando vas a verlos tu primera sensación es lo pequeño que parece comparado con la idea que tenías. Y no me refiero a la ciudad en sí, si no a que una vez en Sunset Boulevard, cuando llegas esperando empaparte de glamour y de referencias cinematográficas, choca darse cuenta de que estás en una calle, más bien feota, rodeada de tiendas de recuerdos cutres y atestada de turistas como tú, mirando a todos los lados con la cámara en ristre pero sin mucho que fotografiar.
Y es que en pocos metros cuadrados se encuentran muchas de las grandes iconos de la ciudad: las estrellitas en el suelo, el Teatro Chino con las huellas de los actores más famosos, el Teatro Kodak en el que se desarrolla la ceremonia de los Oscars, el mirador desde el que fotografiar el famoso cartelito de Hollywood y las tiendas donde comprar los planos con las casas de los famosos. Y no te salgas a las calles laterales porque no hay nada que ver. O al menos nada bueno…
El tema de las estrellitas en el suelo es un caso aparte. Descubrí con sorpresa que no hay sólo actores, sino artistas de varios tipos (reales e imaginarios, ojo), y cuya calidad en muchos casos provoca algún levantamiento de cejas. Al menos han tenido la coherencia de colocar cerca la estrella de las gemelas Olsen de la de Mariah Carey y de la de Godzilla (palabra de honor que es así). Nosotros por supuesto nos quedamos con la foto de la estrella que más ilusión nos hizo ver:
En esta calle se encuentra el famoso Teatro Chino. El suelo de su entrada se halla pavimentado con una serie de losas de cemento en la que diversos actores han ido dejando sus huellas y mensajes más o menos inspirados. Esto realmente es divertido, pues cada cual intenta ser el más original. Así, Sean Connery plasmó sus pies y manos desnudos, John Wayne sus botas de vaquero y un puño cerrado, Roy Rogers dejó la huella de sus botas, su revolver y las herraduras de su caballo… Y por supuesto el momento Maruja no tarda en aparecer: empiezas a comentar la diferencia de número de pie tan bestial entre Humphrey Bogart (parece un pinipon) y John Travolta, a quién probablemente le subvencionen las limusinas porque no le deben caber los pies en un taxi normal.
A su lado se encuentra el teatro Kodak, donde se celebran todos los años los famosos premios de la Academia (vaaaaale, los Oscars…). Alrededor de este teatro han desarrollado un centro de visitantes de lo más refinado, con una decoración minimalista entre india y babilónica que incluían elefantes gigantes, columnas mastodónticas y un discretísimo pórtico mirador desde el que hacer fotos al cartelito de Hollywood (si tienes un buen zoom). Se puede ser más kitsch, pero no creo que tuvieran tanto presupuesto.
Edificio Hollywood First National Building, que no sé lo que es, pero era de lo más aparente que había por la zona.
Y por si la decoración y el entorno fuera poco, el lugar se complementa con la presencia de gente disfrazada de personajes de ficción famosos peleándose por hacerse fotos contigo. Cuando fuimos había una Wonder Woman madre de familia numerosa, un Batman con cara de resaca y un Darth Vader con traje de escay.
Batman se marcha despechado porque Joker y Darth Vader hacían bromas sobre sus botas de plataforma...
Y el toque cultural del lugar lo pone sin duda la gymkhana más famosa: Comprarse un mapa con las residencias de famosos y dedicarte a recorrer calles y hacer fotos a verjas y, con suerte, tener tus segundos de fama acosando a un famoso en pantuflas que salga a comprar el pan.
Versión 2.0 del mapa de casas de famosos. Esta vez incluye, además... ¡las más célebres escenas de crímenes! ¡Señora, llévele uno a sus familiares!
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