La Isla del Pavo Real (Pfaueninsel), en el rio Havel, cerca de Potsdam, es un destino popular entre los berlineses. Inexplicablemente, cuando preguntas por el sitio todos esbozan una sonrisa, y si preguntabas a alguna chica en Berlín te decía "ay qué bonitoooooo".
Quizá fuera por la asfixiante temperatura que hizo ese día (terminamos con la espalda y la cara totalmente quemadas), pero, lo que es a nosotros, nos pareció una de las mayores cutreces que hemos visto en nuestra vida. Aún no salimos de nuestro asombro al saber que la isla es Reserva Natural desde 1990 y Lugar Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La historia del parque temático del pasteleo que existe en la isla se remonta a 1793. Ese año, el rey Federico Guillermo II de Prusia se hizo con ella para mayor gloria de la dinastía Hohenzollern, construyendo en la misma un zoo de animales exóticos.
Pero el rey, un romántico empedernido, iba destrás de las faldas de la condesa Guillermina von Lichtenau. Así que mandó construir en la isla una serie de edificios para crear un entorno de cuento de hadas. Edificó un par de castillos (minúsculos), un establo, fuentes, un templo griego... Que con la condesa debió funcionar, pero hoy en día parece más falso que un escenario del far west en Almería. Y encima, ayuda poco el hecho de que el estado de conservación sea bastante malo, con la isla llena de obras.
Pero, como hemos comentado, en el imaginario colectivo alemán la isla tiene un aire romántico y de ensueño difícil de comprender. De hecho, el escritor romántico alemán Heinrich von Kleist vino a suicidarse a la isla en 1811 junto a su esposa enferma tras el sonado fracaso de su última obra teatral. A nosotros la isla nos produjo un sentimiento similar.
En fin. Pasen y vean: La Isla del Pavo Real, también conocida como la Isla donde el Rey pelaba la Pava.
El Castillo de la isla. También llamado "lo que rodea al dormitorio". El centro neurálgico de la isla, vamos. Parece bonito, pero era de cartón piedra.
Las Caballerizas, suponemos repletas de Pequeños Ponies con cabelleras de arcoiris. Intentad ignorar los desconchones de la fachada, o se romperá el encanto.
Este edificio es la granja. ¿Dónde si no iban a vivir los ratones de Cenicienta?
Este es el establo made in Disney.
La actividad en la isla era frenética.
Los barcos Moby Dick que pasaban por los alrededores le quitaban un poquito de autenticidad al tema.
La isla está llena de pavos reales. Qué coherencia la de los alemanes.
Del zoológico de animales exóticos hoy quedan un par de pollos revenidos.
Te montas todo ilusionado en el barquito, y lo que hace es cruzar a la orilla de enfrente... ¿Tan cerca está el Reino de la Fantasía?
Te montas todo ilusionado en el barquito, y lo que hace es cruzar a la orilla de enfrente... ¿Tan cerca está el Reino de la Fantasía?
De vuelta al mundo real... ¿Dónde está mi carroza calabaza?
1 comentario:
Maencantao maencantao con 3 caritas sonrientes!!!
He disfrutado mucho con esta nueva entrada, entran ganas de ir a verlo, a pesar de la caña que le meteis a los pollos "reveníos", jiji, pobrecitos, con el glamour que desprenden...
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