Nuestra visita a Oviedo fue corta, interrumpida por un chaparrón que nos hizo refugiarnos en una sidrería (con todo el dolor de nuestro corazón) y terminar corriendo hacia el coche. Y eso que estaba clarísimo que no iba a llover, pero el cielo se mostró así de traicionero...
Así, sólo pudimos realizar un corto paseo por el centro, visitando la catedral y los aledaños de la calle Gascona. Previamente habíamos visitado el conjunto prerrománico del Monte Naranco, en las afueras, y la iglesia de San Julián de los Prados, cerca de la entrada por la autovía que va a Gijón.
La ciudad nos produjo una buena impresión. El centro estaba cuidado y limpio, y se nota que ha sido una ciudad con clase y dinero. Tiene una gran cantidad de edificios antiguos realmente muy bonitos, suponemos que adecuadamente restaurados, y una densidad de estatuas que nos sorprendió.
El proceso que ha seguido la catedral hasta seguir su aspecto actual se remonta doce siglos en la historia. Así, en el terreno donde se encuentra actualmente, el rey Fruela I mandó construir, a mediados del siglo VIII una iglesia.
Su hijo, Afonso II el Casto, tras trasladar la capital del reino asturiano a Oviedo, mandó construir a su alrededor un conjunto de edificios mayor. De esta época se conservan en la actualidad dos elementos: La Cámara Santa (antigua capilla palatina) y la torre de San Miguel (el antiguo campanario de la iglesia).
Además, hay constancia de que en el siglo XII se levantó en el mismo sitio una catedral románica, de la cual se conserva el último cuerpo de la Torre Vieja, las bóvedas y las esculturas de la Cámara Santa.
Igualmente hubo otra renovación el el siglo XIII, que afectó a la Sala Capitular y al claustro. El templo actual se comenzó a finales del siglo XIV, y se terminó el pórtico y la torre de la fachada en el siglo XVI. Con todo, han seguido remodelándose posteriormente muchas de las capillas.
Uno de los referentes culturales de Oviedo es la novela "La Regenta", de Clarín (editada en 1884). En esta historia, considerada una de las mejores novelas españolas del siglo XIX, el autor identifica a Oviedo con el nombre de "Vetusta", en una clara crítica al puritanismo de la sociedad del momento.
En las afueras se encuentra el Monte Naranco, con un palacio (Santa María del Naranco) y una iglesia (San Migel de Lillo) del rey Ramiro I, que reinó a mediados del siglo IX. Hay que dejar el coche en un parking y subir por un caminillo hasta la cima de los cerros donde están los dos edificios. Ambos estaban repletos de turistas, así que hay que ir temprano si se quiere disfrutar del entorno con un ambiente más auténtico. La verdad es que el conjunto es una maravilla, pero lo afea el verlo repleto de turistas, niños hiperactivos y coches aparcados con toda la cara del mundo en medio de la carretera que pasa cerca para ahorrarse la cuesta andando.
Así, sólo pudimos realizar un corto paseo por el centro, visitando la catedral y los aledaños de la calle Gascona. Previamente habíamos visitado el conjunto prerrománico del Monte Naranco, en las afueras, y la iglesia de San Julián de los Prados, cerca de la entrada por la autovía que va a Gijón.
La ciudad nos produjo una buena impresión. El centro estaba cuidado y limpio, y se nota que ha sido una ciudad con clase y dinero. Tiene una gran cantidad de edificios antiguos realmente muy bonitos, suponemos que adecuadamente restaurados, y una densidad de estatuas que nos sorprendió.
El centro está repleto de edificios muy llamativos.
Esta escultura se llama "Culis Monumentalibus". No terminamos de verle el sentido al nombre...
La Junta General tiene su sede actualmente en este palacio de estilo neoclásico.
El proceso que ha seguido la catedral hasta seguir su aspecto actual se remonta doce siglos en la historia. Así, en el terreno donde se encuentra actualmente, el rey Fruela I mandó construir, a mediados del siglo VIII una iglesia.
Su hijo, Afonso II el Casto, tras trasladar la capital del reino asturiano a Oviedo, mandó construir a su alrededor un conjunto de edificios mayor. De esta época se conservan en la actualidad dos elementos: La Cámara Santa (antigua capilla palatina) y la torre de San Miguel (el antiguo campanario de la iglesia).
Además, hay constancia de que en el siglo XII se levantó en el mismo sitio una catedral románica, de la cual se conserva el último cuerpo de la Torre Vieja, las bóvedas y las esculturas de la Cámara Santa.
Igualmente hubo otra renovación el el siglo XIII, que afectó a la Sala Capitular y al claustro. El templo actual se comenzó a finales del siglo XIV, y se terminó el pórtico y la torre de la fachada en el siglo XVI. Con todo, han seguido remodelándose posteriormente muchas de las capillas.
La torre gótica de cinco cuerpos es única porque se agotó el presupuesto antes de poder construir la otra.
Uno de los referentes culturales de Oviedo es la novela "La Regenta", de Clarín (editada en 1884). En esta historia, considerada una de las mejores novelas españolas del siglo XIX, el autor identifica a Oviedo con el nombre de "Vetusta", en una clara crítica al puritanismo de la sociedad del momento.
Frente a la catedral está esta bonita estatua que hace referencia a la novela de Clarín.
En las afueras se encuentra el Monte Naranco, con un palacio (Santa María del Naranco) y una iglesia (San Migel de Lillo) del rey Ramiro I, que reinó a mediados del siglo IX. Hay que dejar el coche en un parking y subir por un caminillo hasta la cima de los cerros donde están los dos edificios. Ambos estaban repletos de turistas, así que hay que ir temprano si se quiere disfrutar del entorno con un ambiente más auténtico. La verdad es que el conjunto es una maravilla, pero lo afea el verlo repleto de turistas, niños hiperactivos y coches aparcados con toda la cara del mundo en medio de la carretera que pasa cerca para ahorrarse la cuesta andando.
Este conjunto monumental ya ha sido comentado en un post anterior. Si quereis saber más, hala, ¡a darle al botoncito!
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