En el imaginario colectivo la civilización griega es algo tan común que uno tiene la sensación de conocer Atenas antes de visitarla. Además del carácter y la comida mediterránea, Atenas es una ciudad que tiene algo que permite que no se le haga extraña a alguien que viene de Madrid: es insegura, ruidosa y contaminada. Pero si eres capaz de mantenerte impasible mientras te amenazan con limpiarte el parabrisas del coche o con endosarte a toda costa una ramita de romero (ay que é graaaati saborío) en el Retiro, estás preparado para este viaje.
Lo último que esperábamos encontrar en la Acrópolis.. ¡Tortugas!. No nos pregunteis qué hacían allí, pero la foto es verídica. Y se dirigía hacia un contenedor, o sea que no era la primera vez que pasaba por la zona.
Nuestro primer contacto con Atenas fue duro. Un calor infernal, un autobús kamikaze atestado a más no poder y un trayecto cargado con las mochilas donde la primera conversación que oímos glosaba en un perfecto español: "¿ande cohone estaral partenón ese?".
Mochileeera, mochileeera, mochilera no seas tan coqueeeta.
Pero si eres paciente, Atenas resulta una ciudad muy interesante. Pasear por la noche por los alrededores de la Acrópolis y el barrio de Plaka es embriagador. Hacerlo de día puede ser, no obstante, motivo de divorcio.
Mercadillo en la plaza de Monastiraki.
Anafiotika: un precioso barrio de casitas blancas agazapado en las faldas de la Acrópolis.
En Atenas se mezclan monumentos de muchas culturas. Hay una ruta helénica, una romana, una bizantina... Pero, lógicamente, el esplendor de los monumentos helénicos eclipsa, a pesar del tremendo expolio sufrido, a todas las demás.
La Acrópolis, la ciudad de templos ordenada construir por Pericles se ve desde muchos barrios de la ciudad. Es el monumento más visitado, y los fines de semana las colas pueden ser kilométricas. El Partenón se mantuvo intacto hasta 1687, cuando los venecianos hicieron estallar el polvorín que guardaban allí los turcos.
Vista típica de la Acrópolis desde la base de la Colina de Filopapo.
Circulación lenta con paradas intermitentes a la entrada de la parte alta de la Acrópolis.
Es casi imposible ir al Partenón y no escuchar a un español en voz en grito: "¡Pos no es tan grande como dicen!."
En el lateral del Erecteión (uno de los templos de la Acrópolis), las Cariátides contemplan impasibles el paso del tiempo. Que noooo, que las originales las guardan en el Museo de la Acrópolis (a primeros de Septiembre de 2007 aún no estaba abierto tras la reforma). Estas son una copia.
Otra gran parada de la Atenas helénica es el Ágora Antigua. Era el punto de encuentro de los atenienses y fue testigo de los discursos de Sócrates y San Pablo.
Vista de la impresionante Estoa de Atalos, en el Ágora Antigua, desde la Acrópolis
Templo de Hefesto, dios de la Forja, uno de los templos griegos mejor conservados del mundo.
¿Quién dijo que en el pasado no se reciclaba? Cuando hay que defenderse, nada como meterle un poco de mármol a la mezcla.
Y realmente impresionante son las ruinas del Templo de Zeus Olímpico, a los pies de la Acrópolis. Comenzado por Pisístrato en el 515 A.C., fue terminado por Adriano en el 129 D.C., tras una serie de abandonos por los griegos por controversias sobre la realización de una obra de escala tan momumental. Llegó a tener 104 columnas, hoy sólo se conservan 16.
Esta es la mayor parte conservada del Templo de Zeus Olímpico.
Columna caída por un vendaval en 1852.
A pesar de la fascinación de algunos emperadores romanos por el pasado griego, como es el caso de Adriano, los monumentos romanos son mucho menos imponentes.
Estatuas de gigantes y tritones en el Odeón de Herodes Ático, contruido por los romanos en el Ágora Antigua siglos después.
El Ágora Romana, en las inmediaciones de la Acrópolis y el Ágora Antigua.
Adriano construyó este arco para conmemorar el fin de la construcción del Templo de Zeus Olímpico. En un lado se leía "Esta es Atenas, antigua ciudad de Teseo", y en el otro "Esta es la ciudad de Adriano, y no la de Teseo". ¿Notamos cierto resquemor...?
Atenas está salpicada de monumentos bizantinos que le dan un exotismo muy especial. El ambiente de las iglesias ortodoxas, sus cánticos y el aspecto de los curas ortodoxos nos llamó mucho la atención.
Iglesia bizantina de Agios Eleftherios.
Aunque la ciudad es muy extensa y está plagada de colinas, el centro es bastante recogido, y se pueden ver la mayoría de las zonas de interés sin coger un metro, taxi o autobús. Lo cual es un alivio en esta ciudad donde "conducir" es sinónimo de "extorsionar".
Vista del sur de Atenas desde la Colina de Filopapo. La ciudad se extiende hasta el Golfo Sarónico conectándose con uno de los principales puertos del Mediterráneo, El Pireo.
3 comentarios:
Me ha encantado,y yo digo que me gusta viajar...ojala algun dia pueda ver tantos sitios como has visto tu,para una historiadora del arte esto resulta que menos que enriquecedor,he entrado de casualidad porque voy a Bruselas en breve y estoy investigando que se cuece por alli,un saludo,entrare a menudo ;=O)
Hola paisana!
Bienvenida, nos alegra que te guste el blog. Aún tenemos varios viajes archivados pendientes, pero el ritmo que llevamos es más bien lento. Aún así, siempre te saben a poco...
Espero que disfrutes en Bruselas, si es la primera vez que vas dos consejos: La cervecería Deliriun Tremens en frente de la Jeanneken Pis y las fresas cubiertas de chocolate recién hecho que hacen en la pastelería Godiva de la Grand Place... Hmmmm... estamos babeando de recordarlas... :D
Por cierto, si te ha gustado échale también un ojo a otro paisano nuestro:
http://viajero.blogalia.com/
Nos lo agradecerás :)
Publicar un comentario