El pequeño país de Luxemburgo es un grandísimo ejemplo de adaptación. Debe sus inicios a ser un importante bastión defensivo y cruce de caminos entre sus gigantes vecinos, y pese a varios cambios de soberanía y un turbulento pasado, ha sabido llegar a ser el agente económico y político que es en la actualidad.
El país es el único Gran Ducado soberano que queda en el planeta, con una potentísima economía basada en las finanzas y la industria (del acero especialmente). De hecho, es el país con mayor PIB per cápita del mundo, algo que se nota al pasear por sus calles.
La capital tiene su origen como castillo franco a comienzos de la Edad Media, y debido a su emplazamiento defensivo en la confluencia de los ríos Alzette y Pétrusse, desarrolla sus barrios en un complejo entramado de barrancos y valles de altura considerable.
En general, la ciudad es bastante amigable si tienes unos buenos gemelos. A pesar de los constantes (y severos) desniveles, la parte histórica no es muy extensa, y la presencia de grandes parques y jardines hace la visita bastante agradable. Salvo si te pasa como a nosotros, y te cae una tromba de agua cuando estás sin paraguas en medio de un puente infinito haciendo unas fotos...
El país es el único Gran Ducado soberano que queda en el planeta, con una potentísima economía basada en las finanzas y la industria (del acero especialmente). De hecho, es el país con mayor PIB per cápita del mundo, algo que se nota al pasear por sus calles.
La Catedral de Nôtre Dame se encuentra encajonada entre los edificios circundantes. Los pocos espacios planos que hay en la ciudad se aprovechan al máximo.
La capital tiene su origen como castillo franco a comienzos de la Edad Media, y debido a su emplazamiento defensivo en la confluencia de los ríos Alzette y Pétrusse, desarrolla sus barrios en un complejo entramado de barrancos y valles de altura considerable.
En el valle de Pétrusse se extiende los barrios bajos, a la sombra de los espectaculares puentes que comunican los barrios altos de la ciudad de hasta más de 150 metros de altura.
Vista de la parte superior y entrada a las Casamatas del Pétrusse.
Una de las visitas obligadas (que nosotros no hicimos), es la de las Casamatas, unos pasadizos defensivos contruidos por los españoles en el siglo XVII suspendidos sobre el valle del Pétrusse.
Vista de la parte superior y entrada a las Casamatas del Pétrusse.
En general, la ciudad es bastante amigable si tienes unos buenos gemelos. A pesar de los constantes (y severos) desniveles, la parte histórica no es muy extensa, y la presencia de grandes parques y jardines hace la visita bastante agradable. Salvo si te pasa como a nosotros, y te cae una tromba de agua cuando estás sin paraguas en medio de un puente infinito haciendo unas fotos...
La zona del valle del Pétrusse es realmente chula, vale la pena echar la mañana paseando tranquilamente por allí (con el bolsillo lleno de cuartos, avisados quedáis).
1 comentario:
hola he caido por aqui preeparando mi viaje a creta, vuestro blog me parece genial, me voy a leer todas las entradas....!!!adelante que los viejos viajeros nunca mueren!!!
Publicar un comentario