En el suroeste de Anatolia, a unos 20 km de la ciudad de Denizli, se encuentra uno de los reclamos naturales más visitados de Turquía: Pamukkale.
El origen de esta maravilla son las numerosas fuentes de aguas termales de la zona. Con grandes concentraciones de minerales, producen la precipitación de bicarbonato de calcio en forma de cascadas blancas que brotan de la montaña. Es este aspecto el que le confiere el nombre, pues Pamukkale significa en turco "Castillo de algodón".
El lugar, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988, tiene casi 3 kilómetros de extensión y se eleva hasta 160 metros de altura. Aunque se han acometido severos esfuerzos para recuperar la zona, que al parecer ha llegado a estar en un estado lamentable, aún necesita un impulso para ser el paisaje idílico que anuncian las agencias de viajes por todo el país. Y, aunque hasta las 20:00 hay personal preocupado de que la gente se descalce y no se bañe en las piscinas, a partir de esa hora la autoridad desaparece y el parque es tierra de nadie, donde todo el mundo puede acceder y hacer lo que quiera hasta que vuelven los vigilantes a primera hora de la mañana.
Cuando cae la noche, la gente hace todas las burradas que estan prohibidas por el día sin nigún tipo de reparo. Entre la falta de respeto de los turistas y el poco interés de la autoridad, es raro que el aspecto no esté todavía más estropeado.
El lugar era conocido desde la antigüedad, pues ya los Frigios hacían referencia a las propiedades de sus aguas termales. Actualmente se pueden visitar las ruinas adyacentes de la ciudad romana de Hierápolis (reconstruida sobre una ciudad helénica anterior), un lugar de descanso para nobles romanos que venían atraídos por las propiedades terapéuticas de sus aguas. Una nota muy inteligente en nuestra guía de viajes indica que la ciudad estaba llena de curanderos que vivían a costa de los manantiales, pero que el gran tamaño de la necrópolis adyacente hace indicar que no tenían sus métodos del todo perfeccionados.
Aspecto de las ruinas romanas de Hierápolis.
Existe una piscina de aguas termales entre las ruinas abierta al público.
Existe una piscina de aguas termales entre las ruinas abierta al público.
Las ruinas albergan uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo, es absolutamente espectacular.
¡Cómo que mis aguas no tienen poderes curativos! Dame unos denarios y si no te curas te devuelvo el dinero.
Actualmente el pequeño pueblo al pie de las piscinas es un conglomerado de casas y captadores de clientes de calidades muy variadas (tirando a bajas). Realmente, aunque el lugar es muy evocador y está abierto las 24 horas (lo cual es muy agradable en el tórrido verano turco), cuando tienes los pies ya arrugados y resecos de la cal queda poco más por hacer en la zona.
[ Coordenadas para Google Earth: 37°55'13,8''N 29°07'15,6''E ]
2 comentarios:
Tienes un blog interesante y currado, me estoy iniciando en uno y los viajes formarán una parte muy importante de él. Me gustó tu entrada sobre los montes de Anaga.
Por otra parte me gustaría ponerte entre los blogs favoritos en el mío, me das tu aprobación?
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